lunes, 2 de febrero de 2015

De mis amores imposibles... (Y)

Una estación de tren, un aeropuerto o una terminal de autobuses, son a una ciudad, lo mismo que una portada es a un libro: el primer botón de muestra, no siempre fidedigno, de lo que podría hallar más allá, un viajero-lector primerizo, si este lee con especial atención, sobre todo, en las entrelineas, ahí donde se suele agazapar el detalle estructural de los "porques", tanto en un buen texto, cómo en una gran ciudad.

Siempre que el avión se aproxima a tomar pista en el aeropuerto de la ciudad de México, conmigo a bordo, lo primero que ven mis ojos a través de las ventanillas, son los floridos tendederos de ropa en las azoteas de los edificios aledaños a la terminal aérea. Me da la impresión de que si estiro el brazo lo suficiente, podría alcanzar y descolgar un par de pantalones de mezclilla azul, -con la falta que me hace renovar mi guardarropa-, pienso; esta absurda idea que de cotidiano me asalta, me hace sonreír a menudo...

Quizá no todas las absurdas ideas que despierta esta ciudad tengan esa misma y conveniente capacidad. Sea cómo sea, no es mi costumbre tomar cosas ajenas y menos desde una minúscula ventanilla de avión. Al final siempre me inquieta un poco ese hacinamiento urbano como carta de presentación al viajero-lector que aterriza en esta ciudad-libro. No puedo evitar pensar que una falla técnica o un descuido en cabina podrían poner a parte de mi humanidad colgada en esos mismos andamios domésticos.

Ayer que retorné a esta ciudad, la costumbre me llevó a pensar en esa misma ociosidad recurrente. Al parecer el trafico aéreo era intenso. Después de quince minutos de esperar paciente a las maniobras de rutina y a que se desazolvara el pasillo del ave metálica, procedí a desalojar la nave intentando conservar algun resabio de mi ilusa sonrisa, en una ciudad con más de 15 millones de habitantes siempre habrá alguien dispuesto o predispuesto a atentar contra ella, así que la blinde de "valemadrismo", tomé mi yucateco "bulto" Vs equipaje de mano y caminé con actitud de rockstar hacia la única salida en donde una desangelada sobrecargo nos brindó a su vez y como despedida, una comercial, plástica y laboral sonrisa de "vuele pronto con nosotros nuevamente"...

Al pasar del avión a la sala terminal, me dio la bienvenida un gélido vientecíllo en la cara, como recordándome -esto ya no es Yucatán- caminé por un frío pasillo sin fin, donde, a pesar de ya haberlo recorrido varias veces antes, me volví a perder; casi cómo autómata bajé la misma escalera equivocada de siempre, tropecé con el mismo escalón y al final de la cadena de errores tradicional, llegué triunfal a la salida. A veces nuestros pasos equivocados tienen un sentido tal, que sólo el éxito final los justifica...

La ciudad casi siempre te recibe con su cara más o menos gris e impersonal, la gente y los autos deambulan con un ritmo distinto al resto del país, el pulso se acelera...pareciera incluso que ese determinismo manifiesto es digno de una causa justa y superior. A primera vista ningún visitante primerizo se sorprendería demasiado, quizá disnea, garganta irritada y ojos rojos: la altura sobre el nivel del mar y la contaminación no son una buena combinación...

por otra parte, a gustarte o no, aquí en medio de la explosión demográfica, se puede recuperar, integro, el anonimato, con esa patente de corso se realizan actos deleznables, pero también con ella se puede comer un gaznate y derramar la miel encima de tu blanca camisa sin que incomodas miradas se posen sobre ti, sumado eso al valemadrismo, el riesgo y la ventaja se cocinan en la misma sartén, así que los pies de plomo no avanzan de más, caminando estas calles entrañables y terribles a la vez.

La muy noble y muy leal ciudad de México hace honor a ese lema. Siendo México un estado centralista desde siempre, la ciudad ha fungido desde su fundación como esa madre protectora, abnegada, sacrificada, incomprendida y hasta maltratada por sus propios hijos... asiento del poder económico, administrativo y cultural, polo de desarrollo y por ende de migración, este lugar se ha prodigado hasta donde le ha sido posible para dar abasto las más diversas demandas del resto de un país sumido en lacerantes desigualdades.

Esta urbe fue hasta hace relativo poco tiempo tierra de oportunidades, mucha gente emigraba desde los rincones más recónditos de la nación e incluso desde el extranjero para aprovechar la cosmopolita oferta de un México pujante y moderno... Es obvio que esos tiempos ya no son los actuales, hoy nuestra capital paga el precio de ese centralismo centenario aunado a los vicios de corrupción, crisis económicas y los problemas inherentes a toda gran urbe que crece sin un plan de desarrollo urbano inteligente... Sin embargo hay una grandeza en ella que no se subyuga, una belleza en muchos de sus sitios que no se discute, y un innegable carácter forjado entre telúricas sacudidas, afrentas del poder, carestía galopante, tragedias sociales, resistencia civil, gestas revolucionarias, festividades inexplicables y muchos, muchos años de paciente, y a veces, desesperante espera.

A poca distancia de la terminal esta el acceso al tren subterráneo o metro, me dirijo a él recordando que abajo de esta, está esa otra ciudad con sus propios códigos y reglas, un submundo donde conviven igual suicidas y enamorados (si es que no son lo mismo), intelectuales trasnochados de libro en mano con anarquistas resentidos (no con poca razón) estropeando el mobiliario, vagoneros que lo mismo venden un ungüento antivaricoso y cura todo, que un libro de autoayuda, activistas de izquierda arengando a apáticos viajeros somnolientos; también hay obreros y empleados explotados por el capital, estudiantes con incierto futuro y tristes abusadores frotando su complejo sexual en la primera o incluso el primero que se deje, el elenco se completa con artistas del desempleo, raperos pseudoimprovisadores, carteristas de oficio y de ocasión, embaucadores y viajeros pseudoantropologos sociales entre otros muchos "actores de esta tragicomedia citadina"...

Con esta diversidad de fauna urbana conviviendo hacinada en el reducido espacio de un vagón, no es difícil ser testigo o incluso protagonista de explosivas combinaciones, peleas, flirteos, abusos, acosos, anécdotas curiosas, actos sublimes y banales, tragedias lamentables e incluso el milagro de reveladoras vivencias que cambian cosmovisiones; una de estas perlas filosóficas me sucedió una mañana de invierno, ya avanzada la mitad de la década de los años noventa; yo era entonces un irresponsable estudiante de la carrera de medicina que todas las mañanas (sería mejor decir "madrugadas"), mientras el resto del país dormía, debía cruzar la ciudad enfundado en un albo disfraz de medico blasto, el metro era mi medio de trasporte y sobra decir que mis escasos y ya conocidos vecinos y compañeros de travesía iban siempre más dormidos que despiertos, todos excepto uno.

Sin embargo conocíamos ya el itinerario de cada quien, sabíamos la hora y la estación de subida y bajada del señor de los pasos cansados, o de la señora del ceño fruncido, o el estudiante aquel con mochila morada...y si no nos saludábamos entre nosotros, era quizá por ese recelo citadino que nos induce a desconfiar del resto de la humanidad, activando el campo de fuerza de la indiferencia como moderna armadura social... pero con todo y eso, había un dejo de complicidad y comprensión en algún accidental cruce de miradas, era como decirnos: -con estos 5°c deberíamos estar arropados en cama durmiendo, pero animo, ya calentará el día... y en una de esas: ¡hasta la vida misma se calienta!

Esa mañana subió al vagón, cómo de costumbre, en la misma estación; quizás  un poco más tarde porque recuerdo que abordo ya había algunas personas de pie...él era un invidente de edad avanzada, bajo de estatura y con claro aspecto de indigente, su atuendo era viejo, sucio y roto, y a veces llevaba una pequeña bolsa con algún misterio dentro, su barba, que debía ser blanca, reflejaba el gris del camino andado, sombrero roído y pasos lentos... lo que más llamaba mi atención era un pequeño, lanudo, triste y no menos sucio e indigente perro que muy en su espesura también debía ser blanco; el viejo le llevaba a manera de lazarillo, atado a un sucio cordel que hacia las veces de cadena... quizá sería mejor decir que era el minúsculo perro callejero el que llevaba al anciano invidente. Por tal razón, quizá, le permitían la entrada al tren.

Es extraño, pero nunca vi al viejo pidiendo alguna caridad, limosna o ayuda, siempre se acomodaba con su perro en algún rincón del vagón para, trastabillando, bajar religiosamente en la misma estación con su inseparable y peludo compañero de desgracias.

Esa mañana, justo delante de mi, había una pareja de viajeros de edad madura, quizá esposos, el tipo era alto y robusto, hablaba de un modo imperativo, casi violento con la mujer, la cual era más bien pequeña y con actitud sumisa, no recuerdo haber escuchado su voz, sino hasta instantes después. El metro se acercaba a la estación donde el ciego solía bajar, este comenzó a acercarse con  pasos inciertos hacia la puerta, en un momento dado el ciego tropezó con el tipo robusto dándole un pequeño y accidental empellón...

la reacción del tipo robusto fue en desmedida iracunda espetando de forma grosera al anciano... todos los testigos nos indignamos por ese abuso de "poder" del prepotente sujeto, que aún viendo el estado de indefensión del viejo, siguió insultándolo ... también el anciano invidente, que hasta ese momento permanecía impávido, se indigno: cuando todos tomábamos partido por el "mas débil" este, sin inmutarse ni decir palabra alguna, saco de su andrajoso saco un pequeño cuchillo que destelló contrastando con lo gris de sus ropas, haciendo el ademan de atacar al fornido agresor... este, acobardado, en el acto, dejo de insultarlo y dio un paso atrás con la lividez de una tez que instantes antes era oscura... Esa cobardía no me sorprendió en un individuo de tal ralea, tampoco me sorprendió demasiado el acto de defensa del viejo, quizá trastornado... lo que sucedió a continuación fue una moraleja.....la revelación de un hecho que yo ya había contemplado de mucho tiempo atrás, una rotunda confirmación filosófica, por si yo aún tenia algún atisbo de duda.

En el momento en que el ataque del viejo parecía inminente y yo, comprometido con mi estatus de medico blasto, ya me veía obligado a intentar conjurar alguna profusa hemorragia de pronostico reservado en la humanidad de cualquiera de los implicados, la mujer sumisa y supuesta esposa del cobarde gritón, que hasta ese momento permanecía en tercer plano, dio dos firmes y decididos pasos al frente colocándose entre el esposo y el puntiagudo artefacto que el ciego aún blandía amenazante, entonces escuche una voz femenina fuerte y no exenta de enojo gritarle al viejo no recuerdo que tantas cosas... tal fue el arrojo y decisión de la mujer defendiendo al marido, mismo que permanecía refugiado y muerto de miedo tras de ella, que el mismo ciego decidió abortar el ataque... ¿que hubiera pasado si el viejo, trastornado, ataca como ya parecía inminente? ¿en quien hubiera tenido yo que practicar mis inexpertos conjuros médicos?.. es obvio que esa mañana aquella mujer estaba dando la vida por un tipo que no valía tres cacahuates y es obvio que ese hecho ocurre con mucho más frecuencia en nuestra vida cotidiana de lo que muchos hombres se atreven a asumir y a aceptar...

Siempre viví en un matriarcado, cuando había problemas de cualquier tipo o magnitud ahí estuvieron disponibles los brazos, consejos y acciones de sabias mujeres. Esa mañana confirmé que en un mundo machista y misógino, es el hombre inseguro y prepotente quien usa la fuerza física porque le teme a ese poder intrínseco de la mujer, un poder que va más allá de lo físico y que trasciende a lo emocional y que muchas mujeres ni saben que poseen o desdeñan dando prioridad al artificial poder del macho...esto es hasta que, un buen día, se dan cuenta de que es en ellas en quien, casi siempre, recae el equilibrio de la fuerza que no radica en los músculos, y que es esta la que a fin de cuentas, establece la cohesión familiar y por ende la social...la humana.      
           
Esta anécdota sucedió hace muchos años, y en todo este tiempo sólo he podido reafirmar esta opinión; pensé en esto mientras mi viaje desde el aeropuerto continuaba... a través de las ventanas de un vagón casi repleto leo en un anden de paso un anuncio que dice algo parecido a esto: "El metro, un espacio democrático e inclusivo" ...cinco pesos es el costo de esa democrática inclusión, digo yo; quizás es uno de los metros más "baratos" del mundo, dicen, el caso es que, aún así, hay gente que difícilmente puede comprar ese espacio democrático sin sacrificar otros bienes de primera necesidad, ya no digamos la cultura que es convenientemente disfrazada de "lujo" por las altas esferas de un poder enquistado. La cultura concientíza y despierta el intelecto: desenquista los abusos del poder publico... Entonces deduzco: la "democracia inclusiva" para el proletariado nacional es mas bien "democracia exclusiva"... Para los pobres la democracia es, al igual que la cultura, un lujo caro, esto para la sana conveniencia de los quistes de poder.

El metro tiene otra peculiaridad menos mundana, pocos se percatan de ella... cuantas veces habrá sucedido que unos ojos vieron partir al ser querido desde un anden? cuantas manos se soltaron en ese mismo anden para no tocarse más, cuantas despedidas? o cuantos encuentros? cuantas parejas de antología tuvieron su primera cita en tal o cual estación, bajo del reloj o hasta adelante del anden, o atrás?... cuantos besos furtivos o primerizos? cuantos comienzos o finales no fueros auspiciados y patrocinados por un boleto del metro.

cuando muy joven solía quedarme un buen rato observando a gente común que deambulaba en los andenes, veía su actitud, su talante e imaginaba sus historias, algunos reían y charlaban alegres, hacían ademanes, gesticulaban, otros con las manos en los bolsillos, más bien taciturnos y solitarios perdían su mirada entre las baldosas, aquellos visiblemente enamorados se besaban, platicaban y reían sustraídos, como en un mundo alterno, unos más esperando con la impaciencia manifiesta que se yo qué o a quien, el resto, impabidos con esa paciencia de quien ya no espera nada, más allá de la llegada de un tren... el metro como un espacio de encuentros y desencuentros... con esa nostalgia gélida de las historias que al iniciar, sabemos bien que tarde o temprano el mismo tren que les trajo, terminará llevándose.

Esto no pretende ser una "guía de viajero" no es pues un manual para moverse en la ciudad, razón por la cual, aunque ya he dejado traslucir algunos, no mencionaré códigos y reglas no escritos para este submundo experimental, la única advertencia precautoria que creo prudente hacer desde este texto a algún incauto e imaginario viajero-lector, es que se aleje de las nostalgias de estación, en cuanto un anden se vuelve entrañable, suele ser demasiado tarde.

Después de instalarme, hacer las salutaciones de rigor, y palear los pequeños estragos, que ya comienzan con el cambio de clima, ambiente y altura, me doy a mi terca tarea gozosa (aunque no exenta de algún riesgo) de caminar, en México hay extraordinarios lugares para ello: Coyoacánn, centro de Tlalpan, bosque del pedregal, Chapultepec, los viveros, el desierto de los leones, San Ángel, parques diversos y por supuesto el centro histórico, un lugar que amerita algo más que un comentario aparte...

Si nuestro hipotético viajero primerizo ha superado el escollo del metro, comenzará ya a sorprenderse... y si igual que yo decidiera caminar,  habría que hacer algunas consideraciones...Hay quien califica a esta ciudad cómo Kafkiana, Kafka se desmarcaría, estoy seguro de ello, por tal cuestión no es incongruente decir que el terrible centralismo que tanto daño le ha hecho al "df", también le ha beneficiado enormemente.

el centralismo nos brinda, por ejemplo, el privilegio de la diversidad, en esta ciudad se encuentra de todo, desde un palacio virreinal, (por algo Humboldt o Charles Latrobe le llamaron en su momento la ciudad de los palacios) hasta el más escatológico, lúgubre, insalubre y peligroso rincón... quien asuma el extraño placer de caminarla deberá reinaugurar su capacidad de asombro, tampoco estorba tener proclividad por el deporte extremo...por experiencia yo recomiendo un método básico para comenzar a caminarla: ponga un pie delante del otro, repita regularmente el movimiento, guarde el equilibrio (mental y físico), cuando comience a avanzar deseche prejuicios e ideas preconcebidas, esté atento, con los ojos bien abiertos, con la curiosidad de un niño y con la precaución de un corresponsal de guerra... y créame: no hay mejor método para leer las entrelineas de esta ciudad que caminar desprovisto de prejuicios y fuera de las rutas turísticas, incluso con los riesgos relativos que ello conlleva.

Aún recuerdo mi primer caminata sin el sostén de una mano adulta en esta ciudad, sentí la misma emoción que sin duda debió sentir Neil Armstrong en su primer caminata lunar... fue la mañana en que me escapé del circulo infantil, esa mezcla de asombro, miedo y valor al cruzar mi primer avenida sin ser atropellado me hizo sentir un Marco Polo moderno. Para mi visión infantil caminar esas tres o cuatro calles sin la tutoría de mi abuela era toda una revelación de mis habilidades, y era como descubrir un nuevo mundo; quería llegar a casa para contar pormenores y presumir mi hazaña ...pero sucedió que, llegando a casa, mis ínfulas de osado explorador fueron desinfladas por mi abuela con tres sendos cintarazos; tomado de su mano me vi caminando de regreso al parvulario donde ella discutió airadamente con una institutriz, pocos días después la reja de la escuelita lucia una malla metálica; mis inquietos y precoces dotes de visionario descubridor y caminante, habían sido aplacados... al menos en ese momento... (Mayo, 2013)

 

sábado, 24 de enero de 2015

Celofán

Los finales no existen, sólo son principios disfrazados... o envueltos como un regalo; si se presta atención se podría escuchar el crocante celofán de esa envoltura...hoy esa envoltura me sonó a perros ladrando.
Las calles son extensas, la tarde cálida y su cielo con ligeros hilachos de nubes teñidas de rosa por un sol mortecino. Yo tengo una pequeña ampolla en el pie derecho de tanto caminar esas calles y un cuello dolorido de tanto mirar ese cielo caprichoso. Sigo caminando, el celofán de perros no deja de sonar. Cuando yo era niño los perros de mi calle no se interesaban en la gente, ellos correteaban coches y motos, se podía caminar a su lado y estos ni se inmutaban, hoy la gente no camina, se sube a esa maquina que, además de un supuesto estatus, le da comodidad y un abdomen prominente... los perros se acostumbraron tanto a ver coches, que ahora, cuando ven que alguien  no esta motorizado, le ladran... No sin nostalgia, comienzo a investigar que hay detrás del celofán crocante.  

lunes, 20 de mayo de 2013

Soy de aquella camada humana...

http://youtu.be/Ld6FlvslItI

Soy de aquella camada humana de los 70s, cuyos padres engendraron entre la mariguana de "un mundo mejor" y el "love and peace" de la contracultura. Soy hijo de la psicodélia, de los bombardeos con napalm, del sargento pimienta en un submarino amarillo, del hombre occidental en la luna y de la mujer liberada en la cama; soy hijo de la revolución anticonceptiva, sobreviví a ella! mientras mis padres sobrevivían al "rock" en español", a las piedras rodantes, a la guerra fría y a las masacres de estudiantes…soy hijo de Woodstock y Avandaro, de cupido motorizado, de la combi familiar y de las crisis energéticas globales; del comienzo de la moda del "fast food" y una naranja mecánica como postre, de Galeano y sus venas abiertas, de la utopia con espejuelos en "Imagine", de esa misma utopia concretada en Cuba, y del autor de esa utopia asesinado en el Yuro; soy hijo de la deserción de Dilan y de la era pariendo un corazón en Bolivia, del che Guevara subversivo como un beso apasionado y de la transculturización insidiosa como un plan macabro; de la pintada y natural vida de holgura para algunos, con el apogeo industrial, y de sus consecuentes naturalezas muertas para el resto. Nací en la década perdida, en que parió también la decadencia, en que tomaron nuestros sueños por asalto y nos obligaron a soñar y a realizar los de otros cuantos; nací entre incipientes planes neoculturales de dominio como forma de exterminio ideológico proyectados a futuro; nací pues con un yerro candente marcándome la frente: -aquí te estas, aquí te quedas, de aquí no sales-: como diría Sabines: -que costumbre tan salvaje esa de enterrar a los muertos, de matarlos, de aniquilarlos-… de hambre y de iniciativa!
En 5 meses cumpliré 39 años, la edad justa en la que uno ya es lo suficientemente viejo para ya no ser joven, y lo suficientemente "joven" para "aun no ser tan viejo"; en quince meses tendré cuarenta años, y me pregunto: necesitamos mas crisis de identidad? y ahora, encima cronológicas?, a saber: incipiente disfunción eréctil, dolor de rodillas, presbicia galopante, prostatitis, soledad, depresión, desempleo, exclusión de espacios en una sociedad que privilegia la juventud igual que la reprime y le niega oportunidades...
Soy de aquella camada humana de los 70s, la generación perdida, la generación "x", la generación que sobrevivió al fin del mundo de fin de siglo, pero no sobrevivió a otros fines mas perversos… la generación de aquella huelga de la UNAM, del Moch, de los besos de utileria; la generación que en el año dos mil, por no saber leer ni escuchar, fue engañada con un "cambio" por un ser patético que leía y escuchaba aún menos que nosotros, la generación de la transición tecnológica; de los que igual mandamos un telegrama urgente o una carta de amor con un corazón rojo mal trazado, por correo tradicional, que un mail de "fotos porno"o un archivo enlazado "de esperanzas por cobrar" sin fondos en el banco de las emociones de una chica; los que igual enviamos una postal de cartón de Oaxtepec, que tardaba semanas en llegar a su destino, que subimos una "pic" al face en tiempo real de nosotros mismos en la torre Eiffel… soy de la generación que aprendió de su primer tragedia colectiva infantil en el 85, donde muchos perdimos la inocencia social… y otros la vida… después de haber perdido muchas otras inocencias, la generación que cambio las mantas de consignas sociales en las manifestaciones, por una tarjeta de debito o crédito en los "descuentos" del supermercado, el activismo ideológico por el activismo consumista, la retórica poética por el choro mareador; soy de esa generación que cambio a Rockdrigo por Lora, a Silvio por Arjona, a un gato por un tamagochi, al frutsifut callejero lleno de basuritas por el play station, la libreta por la lap, el chismografo por el face, la convivencia entrañable con alguien por un "smarfon" con "wat sap" y mil conectividades ambulantes con "gente interesante" …soy de aquella generación que le cortaron las alas primero y después le exigieron: -échate a volar!- …
Hoy convivo igual con chicos de quince años, principiantes de guitarra que me ven como un maestro joven, que con personas de 30 o menos, que me ven como a un viejo traga-años, y también con gente de 60 o mas que me ven como un chamaco tonto e inmaduro (seguro estos últimos son los que mejor me interpretan). En tecnología me comienzo a rezagar de nuevo, en parte por iniciativa propia, en parte por no quedarme mas remedio… pero intento estar al tanto de lo que sucede en todos los ámbitos de la vida, no encajo en ninguno de ellos, ni me interesa encajar, sigo siendo profundamente antisocial, solitario y a veces muy taciturno, en unas ocasiones me río de todo y me divierto, y en otras  me deprimo y me encierro en casa. Me gusta escribir para estar cerca de los que quiero, y ver si así me pueden querer al menos un poco, aunque a veces por lo que escribo me terminan odiando u ignorando un poco mas, o yo los termino ignorando entre letras...al final, en realidad, casi nadie me lee ni me escucha, y quizás así es mejor, prefiero este distinguido anonimato donde me escondo de un mundo que cada vez es menos "mío" y de un protagonismo egocéntrico, el cual me comienza a parecer tan deleznable, cursi, ridículo e inútil, ademas no quisiera que un día, llegado el caso, alguna musa me pudiera cobrar con algo mas que olvido y dolor las regalías de lo cantado y lo vivido.  
Soy de aquella camada humana de los 70s, hija del neoliberalismo, burócrata, oficinista autómata por "mandato superior", aleccionada desde su primer cinturonazo en casa y/o en el aula a no pensar y a obedecer; programada a no leer y a no escuchar, para así poder aspirar "razonablemente" a un estilo de vida prediseñado, con sus víctimas y victimarios previamente calculados, programada a aspirar a un resquicio de vida social, sirviendo a esos victimarios desde una poltrona, tras de un escritorio, en una oficina oscura y sucia, con un ordenador esclavizante al frente, una taza de cafe diluido a un lado y un sueño, quizá de libertad, postrado o mutilado a los pies… soy de esa generación con modernas agendas electrónicas programables, con mil opciones de entretenimiento y distracción, pero aburrida y deprimida… con un horario restringido para el "paraíso terrenal" prometido cada quince días, pero con todo el tiempo disponible para el infierno cumplido del diario vivir con la carestia y el desempleo; esa generación que tiene la obligación de ser "esbelta y hermosa" para así, respondiendo a un prototipo falaz y perversamente creado de belleza física, conseguir pareja, trabajo y aceptación social, aun a sus cuarenta, ah!!! pero sin ser bulimica ni anorexia, eso no es fashion! eso es enfermo!…esa generación que tiene la obligación de parir sonrisas que no engendro, fingiéndole al mal tiempo una "buena cara", actitud inspirada en la moral cristiana de "resignación" y de "fe",  generación que no debe llorar, que no debe enojarse, que debe ver en la "adaptación a los cambios modernos" la mejor virtud, con una sonrisa… asumiendo que los tiempos modernos "son así", "cambiantes" , y "uno debe ser flexible ante ellos"  aunque estos cambios impliquen carecer de empleo, seguridad y justicia social y un bocado siquiera digno que meterse en la boca! esa generación que debe aceptar esa falacia tan ruin nos introyectan para matar un instinto revolucionario natural por el cual muchos de nuestros padres y abuelos dieron la vida! en fin…soy de esa generación que hace el amor como asistiendo a su ultimo reducto de evasión posible, pero sin sacudirse por entero la culpa endilgada por el mas antiguo negocio, que no es la prostitución, sino "el perdón divino" generación que hace el amor como lo dicta la pornografía machista y la virtualidad a distancia, y que en su cabeza en vez de sueños tiene migrañas.
Soy de esa camada humana de los 70s, que al no tener acceso a desarrollar su instinto natural de vida, ha tenido que adaptarse en pleno a la exclusiva supervivencia… 
Soy de esa camada humana de los 70s,
con sus sueños insurrectos plastificados, 
sus ideas proscritas, sus causas perdidas de antemano… 
acusada de cursi, anacrónica y ridícula, 
si en una carta virtual y sin reparo, 
aún osa decir, en pleno uso de su razón:
"Te amo".               AAD

jueves, 6 de septiembre de 2012

Buenos días señorita...


   

   Allí estaba ella, cargando un pequeño bolso negro al brazo... su pelo era de un profundo oscuro y lacio, atado con un cordel simple, su piel blanca aterciopelada enrojecida en nariz, pómulos y orejas por el gélido matinal...sus ojos sonreían lo suficiente como para conferirle a su rostro adusto un aire bucólico y sutil, vestía una falda oscura a cuadros, seguramente escolar, y un jersey igualmente oscuro del cual sobresalía, a la altura del pecho, una ligera  blusa blanca con pequeños encajes, era casi enfermizamente delgada y con su actitud evasiva parecía ser habitante de mundos etéreos muy ajenos a aquella ciudad, a aquella esquina, y a aquella parada de autobús...

  Él le miro llegar sentado desde la fría banca de hierro forjado, por un instante insignificante sus ojos cruzaron miradas, siempre fue inoportunamente tímido, no pudo siquiera sonreírle, de todas formas cuando lo pensó, ella ya estaba absorta en sus mundos etéreos, más infinitamente lejana de él, que los pocos metros que físicamente los separaban...y sin embargo, a él, una fuerza venida de quien sabe donde, le hizo sentir que ese era el momento, que ese momento era su mañana!!!: -debía hablarle!!! algo debía decirle, un -hola-, -bonita mañana-...-¿como te llamas?- todo le sonó a cartón corrugado...¿y si por el frío su voz se quebraba?  ¿y si ella en realidad esperaba a alguien? no lo creo, se respondió a si mismo, no otea con la inquietud propia de quien espera en medio de una fría mañana... su mente seguía buscando frases que, una por una, eran desechadas antes de llegar a sus labios ...mientras, la inminencia del deber hablarle se hizo insoportable, pronto supo para si, que no importaba mucho lo que dijese, esa mañana por fin le hablaría a una chica que le gustaba, su timidez la tiraría en el desagüe cercano... en ese momento el probable rechazo paso a segundo termino, escogió la frase con el debido tiento, fue la primera en la que pensó, la deletreo con cuidado entre sus labios, con una voz imperceptible, casi como un rezo...se levanto de la banca, dio un paso hacia ella...se detuvo! maldita timidez... fingió un estúpido olvido y volvió a sentarse, esta vez recriminándose la cobarde actitud, pasaron pocos segundos, volvió a ser acopio de valor, miro al suelo como buscando un firme punto de apoyo para impulsar los primeros pasos de su segundo intento, en el momento en que levantaba la cabeza y la mirada y comenzaba a abandonar el asiento, dirigiéndose hacia la chica, esta sin percatarse de los intentos del chico, dio dos pasos firmes hacia la acera de circulación vehicular...el ruido fue sordo y seco, no hubo queja alguna, ni chirriar de llantas intentando frenar, el blanco rostro, ahora mas pálido, ya hacia de boca al cielo, con los ojos semiabiertos y un delgado hilillo de sangre corriendo de su oído derecho, su bolso y zapatillas quedaron desperdigadas, el chico tímido se acerco, tomo una con su mano temblorosa y se alejo acariciando el fetiche y repitiendo en voz baja la frase escogida: "buenos días señorita" "buenos días señorita..."
  

miércoles, 29 de agosto de 2012

"Orale "cachetes" ya la librasteee"...





    Bueno chicos, relájense, con ciertas "salvedades" ya no habrá reprobación a nivel primaria en nuestro país, ya podéis correr a recreo a seguir ejerciendo a libertad y plenitud el mentado bullying contra los compañeritos mas introvertidos, bajo las complacientes miradas de los abnegados mentores, muchos de los cuales, por cierto, también se negaron a ser sujetos a una evaluación, que coincidencia no???...
 Es verdad: determinar si eres competitivo o no, a través de un sistema numeral en donde la diferencia de una décima te podría condenar a ser el portador, nada honorable, de las orejas de burro, no parece ser lo mas justo ni apropiado!...y sin embargo argumentar, como lo hizo el secretario de educación publica: Cordova Villalobos, que reprobar es retrogrado y propio de sociedades poco "avanzadas", es pretender de un plumazo y decreto integrarnos a un primer mundo, del cual tampoco entendemos mucho, y aún estamos  muy, muy lejos. 
Todo avance debe ser gradual, planeado y por etapas, sobre todo si, como sucede, nuestro atraso es ancestral, y tenemos que aceptarlo: producto también de una idiosincracia arraigada muy tendiente a evitar evaluaciones y escrutinios, mucho menos a someterse a ser descalificada y reprobada; en general las sociedades latinoamericanas no somos proclives a la autocrítica, queremos autonomía indígena e integración nacionalista, queremos gobiernos democráticos pero apelamos a su paternalismo, exigimos libertades de diversa índole pero no somos capaces de asumir actitudes tolerantes, mucho menos de aceptación ante grupos humanos que disienten en nuestra forma de pensar o actuar, queremos un sistema educativo mas eficiente pero tampoco asumimos la formación fundamental de nuestros chicos en casa...y es aquí donde radica la raíz del problema: los gobiernos corruptos, la idiosincracia retrograda, los maestros esquivos a su evaluación, los chicos reprobados, y todo este conglomerado de tragedias nacionales, y otras muchas mas, tienen su génesis y podrían tener su fin en los espacios mas íntimos de nuestro propio hogar, reprobar y aprobar forma parte de integrar un código de valores...continuara.  











Columna publicada en el semanario "Síntesis" en Mérida, Yucatán, México, y en el periodico: sentido.com el miércoles 29 de agosto, 2012.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Historia para el gato con gotas




     Hoy me dio por volver a escribir después de mas de un mes de no hacerlo...vivo de ello en buena medida, me da gusto y orgullo decirlo!!!...no era posible seguir adelante sin asirme a las palabras que, me consta, son nobles en esencia, aunque a veces no me den ni para pagar la luz que alimenta este artefacto con el cual convivo en demasía, a pesar de que ambos nos "miramos" aún con especial recelo!...a veces tampoco me alcanza escribiendo para pagar los sueños que alguien tasó en valor material, ni los remiendos de alguna emoción maltrecha por usar y abusar de ella sin percatarme...como decía, tampoco las palabras pagan suficiente plata en una sociedad exenta del interés por la otredad, porque leer es el acto mas empatico que existe, es interesarnos por lo que alguien pensó, sintió, investigó, razonó, imagino...alguien a quien  las mas de las veces no conocemos ni hemos visto, y que puede que quizá no veremos jamas, pero con el cual, o la cual, entablamos la mas sutil de las complicidades: -el interés mutuo- si aún continuas leyendo estas letras, amable lector, no me queda menos que agradecerte esa complicidad...ese interés mutuo, porque no se puede escribir tampoco a partir de la apatía y el desconocimiento de los demás...por lo tanto me queda muy claro que los beneficios materiales y económicos son fundamentales en una sociedad que se forjo por y a través de ellos...pero me queda aún mas claro que el escribir y el leer conlleva un beneficio que supera lo material y trasciende a los terrenos del espíritu...aquí el dinero solo corrompe...  

No corren días faciles, pero esta mañana me levante con un especial animo, transcurro escribiendo esta nota sentado a la sombra de un orlivaes, en una de las bancas de la plaza grande, no hay oficina, solo un café a mi lado y un pequeño gato negro que pasa junto a mi y me devuelve la buena suerte que se escabullía entre el aumento al huevo y el inminente regreso del pasado envuelto en celofán brillante...hace un frescor reparador, pienso que aún las malas noticias tienen una cara graciosa que no siempre es fácil saber ver...me burlo de mis lamentos de los días pasados y me aboco a disfrutar el día con quien se quiera sentar a mi lado y dejarme que le cuente una historia...ven gatito bichito!! bichito!!!...comienza una fina lluvia, guardo la computadora... las gotas caen, el gato no se inmuta y sigue allí, corto un pedazo de dona "bimbo" le convido, tomo un sorbo de cafe y comienzo la historia!!! 








Columna publicada en el semanario "Síntesis" en Mérida, Yucatán, México y en el periodico sentido.com el miércoles 22 de agosto, 2012.                                                                                    

miércoles, 25 de julio de 2012

-VS-





    La primera vez que mis dos sobrinos visitaron Montelejos, -mi casa en el monte Yucateco- los observe con mucha curiosidad, ellos son los típicos chicos de ciudad que, sin ser millonarios, gozan de cierta holgura económica y suelen obtener cosas materiales con mas facilidad que el común de los jóvenes de su edad; es por demás mencionar que están enteramente inmersos en el mundo virtual, la tecnología, los videojuegos etc...son los típicos adolescentes que piensan que la realidad como tal, es un sistema operativo obsoleto, en tanto no se comporta como en un videojuego, ni es "reiniciable"...

al poco tiempo de su arribo la actitud de estres y aburrimiento en ellos era evidente,... a medio monte, sin mas que hacer que lamentarse haber venido al fin del mundo (virtual), después de que sus artefactos tecnológicos portátiles sucumbieron a low batery, no pudieron evitar mas el síndrome de abstinencia tecnológico!!!...ya para el segundo día la "crisis" los postraba en una hamaca con un temblor distal, y sudoración nerviosa al punto del delirio por no poder "checar" sus cuentas de correo electrónico, ni acceder a los chismes de su recién inaugurado "face"...

Perecían en un mundo para el cual no habían desarrollado capacidades para subsistir, estaba yo a punto de comenzar a preocuparme por ellos, cuando de pronto, en medio de su delirio, descubrieron algo parecido a un ser salido del mas bizarro de sus juegos de video, de haber tenido un poco mas de capacidad adaptatíva hubieran sabido que ese ser peludo y extraño era una arañototota que los que crecimos a la sombra del "Atari" llamamos: tarantula!!! cualquier niño de mi época se hubiera horrorizado con tal aparición!!! ellos nop...en el cerebro de ambos, algo parecido a un chip virtual hizo clic, y en su pantalla mental seguro que se hubiera podido observar la leyenda "play game"

...se activaron!!! el temblor distal cedió y  la sudoracion nerviosa se convirtió en muestra de su agitación activa!!! fueron en pos del prófugo ser de la virtualidad...pronto a uno de ellos le pareció que para completar el cuadro de aquel juego tridimensional necesitarían una segura víctima, un insecto palo completó "las gráficas" de superalta definición!!!...ahora solo era cosa, según ellos, de ponerlos frente a frente y podrían ser testigos de como el peludo ser haría leña al insecto palo al mejor estilo de "street fighter" o mas bien: field fighter wild o algo así...

Y así lo hicieron, o por lo menos lo intentaron: llevaron al arañon frente a la escuálida presencia del emulo de una simple varita...nada ocurrió!!!..."quizá no le apretaste bien al play", "vuelve a cargar el juego", "reseteale allí", en fin, que se yo???... fueron frases que, aunque no escuche, seguro estuvieron a punto de pronunciar...ese inútil sistema operativo obsoleto les volvió a fallar...

...sin ser en absoluto un conocedor, me gustan los videojuegos, algunos hicieron época en mi y los recuerdo...desarrollan, creo yo, una coordinación motriz y una actitud favorable ante la resolución de problemas...mi queja es el "gamer fundamentalista", pensar que el mundo es un videojuego, y que este se comporta, o debiera hacerlo, de una forma similar a la ultima versión del juego de moda...los humanos creamos esos paradigmas mentales y los transportamos a todo lo que hacemos..

Los animales no humanos son los mas refinados maestros en el arte de vivir...y por extensión también en el de morir, ellos saben cuando es preciso e ineludible atacar para la vida, o la muerte, y reservan ese momento para cuando la inteligencia instintiva les indique... es tanto lo que deberíamos aprender de ellos y de esa inteligencia natural que llamamos instinto, misma que hemos pretendido amordazar con las correas de un razonamiento no siempre acorde con las leyes biológicas y naturales, y esto quizá sea el principio del desequilibrio ecológico y ambiental, en el que estamos inmersos...






 Columna publicada en el semanario "Síntesis" Mérida, Yucatán, México, y en el periodico: sentido.com  el miércoles 25 de julio. 2012.